domingo, 20 de septiembre de 2009

Capitulo 29

Hola chicas! Si lo qe me porté mal con ustedes, hace mucho qe no subo capitulo. Lo se, lo se, merezco tomatazos y eso pero es qe no tuve tiempo, demasiado estudio y gimnasio me dejan sin ganas de pensar. Asi qe ac les dejo el capitulo 29, sólo espero qe les guste..
Qiero dedicarle este capitulo a mi amiga Julieta qe ayer cumplio 17 años. Asi qe Julii feliz cumple mijaa!! Y perdon x no poder haber ido ayer.
Gracias a las 5036 personas qe entraron el blog, de verdad son increibles!! Y mas aun xq no subo de verdad, las qiero mucho. Besoos..

Capitulo 29 – Él era la excepción al todo.
Había sido una noche maravillosa, a mi lado se encontraba el hombre que quería y eso no tenía precio, además éramos novios oficialmente. Que lindo resultaba decir esa palabra.
Me encontraba en la plenitud total, se notaba el amor en el ambiente y eso me hacía sentir aliviada porque por fin las cosas habían quedado claras. Mi cuerpo era presa de una armonía sin límites, sentía una paz embriagadora tanto en el ambiente, en él como en mí. El aleteo de mariposas en mi estómago no cesaba, pero creo que eso era bueno.
Ya que habíamos llegado a esta instancia de confesiones, creía que era momento de que mi triste pasado saliese a flote, que luego de tanto meses encerrado bajo llave en un cofre en el fondo de mi corazón, los candados salieran y por ende los tortuosos recuerdos regresen.
Estábamos en el sofá del living, él pasaba su brazo por mis hombros y yo fundía mi cabeza en su terso pecho. De vez en cuando besaba mi cabello provocando infinitos suspiros, a lo que él respondía con una tenue y pícara risita.
Tenía miedo de confesarle lo sucedido, pero sabía que tenia que hacerlo, advertirle para que no cometa los mismos errores que él.
Mery: necesito contarte una cosa – le largué de pronto, sabía que no podía extender este momento mucho más y menos ahora que lo nuestro era oficial.
Jack: lo que quieras cariño – contestó demasiado tranquilo mientras acariciaba mi enrulado cabello. Qué hermosa sonaba esa palabra en su boca, pero más hermoso era saber que iba dirigida a mí y sólo a mí.
Mery: vos me contaste tu historia, es momento que yo te cuente lamía – pude sentir que su corazón se detuvo por un segundo y luego continuó su ferviente bombardeo.
Retiró su brazo de mis hombros para así poder enderezarme en el cómodo sofá y hablarle cara a cara.
Jack: te escucho – dijo paciente mientras tomaba una de mis manos y la apretaba con fuerza. Era hora de borrar esos momentos de mí, y sabía que la única manera que había era contándoselo a él.
Mery: tenía 16 años y aún vivía en Montevideo – cerré los ojos tratando que los recuerdos me inundaran para poder redactarlos con precisión – mi mejor amigo y yo éramos inseparables, tanto así que las personas en mi instituto pensaban que éramos algo más que amigos, pero yo sabía que no podía verlo de otro modo. Incluso mi madre lo sugirió – reí al recordar aquella charla con mi madre. Era tan despistada pero perceptiva, pero en este caso le erraba porque entre Martín y yo no pasaba nada – nosotros nos reíamos de los rumores, porqué total? Qué importaba? Si nosotros sabíamos que no era así.
Un día estábamos en su casa haciendo un trabajo de biología, sólo estábamos él y yo en la casa, sus padres trabajaban. Ya no recuerdo cómo pero me besó, y nunca entendía porqué pero le respondí el beso. Era mi primer beso y fue increíble, pero con mi mejor amigos y creo que eso estaba mal.
Luego de eso nadie dijo nada y continuamos trabajando como si nada hubiese sucedido. Cuando llegué a mi casa y en la noche me acosté a dormir todavía podía sentir los labios de mi mejor amigos en los míos, su sabor salado. Entonces me di cuenta que los rumores eran ciertos, y en definitiva estaba enamorado de mi mejor amigo – hice una pausa al necesitar unos minutos para poder purgar todo el dolor, pero Jackson habló..
Jack: y qué pasó luego? No fue correspondido? Dejaron de ser amigos?
Mery: al contrario, sí fue correspondido. Luego del beso nuestras relación siguió en los mismos términos pero lo notaba diferente, había cambiado. Cada vez que me abrazaba, o me besaba la mejilla podía sentir su vacilación previa. Eso me dolía porque pensaba que se había dado cuenta de mi amor y trataba de no hacerme daño.
Podía sentir la impaciencia de Jackson porque llegara al final de la historia, pero era fundamental que escuchara esta parte, porque era aquí de donde nacían todos los ríos.
Mery: pasaban los días y las cosas seguían igual, al punto que me había resignado, él nunca me amaría – Jack iba a replicar pero levanté una mano haciéndole saber que era mejor que me dejara continuar – caminando un día por un desierto pasillo alguien me cogió de la manos y me metió a la fuerza a un baño, y me estampó con rudeza contra la pared. Quería gritar pero su mano me tapaba la boca, tardé varios segundos en darme cuenta que era él...
Mery: Martín que haces acá? Estás loco? – le pregunté cuando me sacó la mano de la boca. Traté de salir de su agarre pero me fue imposible, era tan fuerte. El corazón me iba a mil por hora que, en cualquier momento saldría disparado de mi pecho.
Martín: sí, loco de amor por vos – contestó para luego estamparme la boca de un beso. Podía sentir su lengua pidiendo permiso para entrar a mi boca, entonces sentí cosas que nunca había sentido, era una sensación tan reconfortante. El roce de su lengua con la mía era como tocar el cielo con las manos.
Lentamente la mano que tenía posada en mi cintura fue bajando por mi cuerpo para detenerse en mi glúteo, al sentir su mano en aquella parte tan íntima solté un gemido a lo que él respondió con una risa. Traté de acercarlo más a mí colocando mi mano en su nuca. Desgraciadamente para ambos tuvimos que separarnos, la falta de aire se hacía pesar pero de todos modos sus labios no se despegaron de mi piel, porque siguió besándome el cuello. Por lo que sabía él era tan inexperto como yo pero para ambos esto era grandioso.
Martín: te amo – me dijo luego de separarnos definitivamente. Me había dicho que me amaba? Eso era imposible, no podía ser cierto. Creo que notó mi cara de sorpresa porque dijo – hacía meses que lo venía pensando, cada vez que te veía mi corazón se paraba y mi respiración se aceleraba. Entonces ese día en mi casa, te tenía tan cerca que no pude evitar la tentación y te besé. Poder sentir tu dulce aliento en mi boca me confirmó que te amaba, pero ya no puedo aguantarlo más y por eso te lo confieso – hizo una pausa para dejarme asimilar todo lo que me estaba diciendo – entiendo si ya no quieres ser más mi amiga – dijo mirando al suelo con cara triste.
Pero cómo se atrevía a insinuar que no quería ser más su amiga, si había aprendido a vivir con él, éramos un equipo y no nos podíamos abandonar. Pero las palabras no me salían, estaban atascadas en mi garganta. Así que decidí a demostrárselo de otra forma y lo besé, pero a diferencia de los otros dos besos, este era dulce, muy dulce.
Martín: entonces, quieres ser mi novia? – pregunté con un brillo inexplicable en los ojos. Me limité a asentir y me volvió a besar.
El recuerdo de disolvió y me encontraba junto a Jackson en el living de mi casa, él me miraba sorprendido con el relato pero de pronto pasó su mano por mi mejilla limpiando un inocente líquido que por ella se derramaba. Estaba llorando, llorando de dolor al recordar todo lo que pasó, llorando cuan Dante a orillas del río Leteo.
Jack: pero si fue correspondido cariño, qué salió mal? – preguntó suavemente sin entender aún el motivo de mi dolor.
Mery: fueron los mejores dos años e mi vida, todos pensaban que éramos la pareja perfecta, en el instituto todos querían ser como nosotros. Lo amaba como a nadie, lo necesitaba para respirar, era la otra parte de mí y al parecer por sus acciones a él le pasaba lo mismo. Me sentía completa, nada podía salir mal. Ya había cumplido los 18 años y estábamos en un club festejándolo. Y los recuerdos volvieron a invadir mi mente..
Mery: voy al baño – le dije al oído al chico que tenía a mi lado. El lugar estaba abarrotado de gente, así qué abriéndome paso entre la multitud puede llegar al baño.
Al salir volví al lugar donde estábamos y entonces lo vi. Estaba besándose con una rubia escultural, era realmente hermosa. En ese momento sentí que mi corazón se partía y que mi alma se desgarraba, un gran agujero palpitaba en mi pecho como si tuviese vida propia. Entonces todo se tornó gris, negro, triste. Caí en un pozo en el cual no pude salir. Ellos se separaron y Martín me miró, se acercó y me dio un fuerte abrazo.
Martín: lo siento cariño, me enamoré – dijo con simpleza, se volteó y volvió con la rubia.
El recuerdo se desdibujó y apareció Jack en la habitación, podía ver en su cara la pena que sentía por verme sufrir. Mis ojos estaban bañados en lágrimas, sabía que era ya pasado pero me era imposible evitar que doliese. De repente me abrazó con una increíble fuerza, como entendiendo que necesitaba unir las partes de mi corazón. No sé cuanto tiempo pasamos así, abrazados, él me consolaba con una ternura inigualable, continuamente me acariciaba el cabello y susurraba “ya pasó” en mi oído. Él era mi ángel. Al cabo de un lapso indefinido de tiempo nos separamos, y nos dedicamos a mirarnos, sus verdes orbes eran mi perdición.
Jack: estás mejor amor? – preguntó acariciando mis mojadas mejillas. Acaso podía ser más tierno de lo que era? Parecía algo imposible.
Mery: sí – contesté y me volvió a abrazar. Pero yo necesitaba pedírselo – Jack necesito que me prometas algo – aún no sabía como se lo tomaría, sólo esperaba que bien.
Jack: lo que quieras mi amor – cedió forzando una sonrisa.
Mery: prométeme que nunca me lastimarás – pedí mirándolo a los ojos, su expresión cambió y se podía notar claramente que le parecía una tontería.
Jack: me tomas el pelo? – gruñó levantándose del sofá, estaba echo una furia. Sabía que no debería haber dicho aquello, lo sabía.
Mery: perdón.
Jack: es que no entiendo en que cabeza cabe que yo te pueda lastimar, eres como un ángel para mí, gracias a ti vuelvo a creer en las mujeres. Mey por Dios yo nunca te lastimaría, yo te amo – concluyó exaltado. Y esa era una confesión que no me esperaba para nada, de echo me agarró desprevenida. Él me amaba tanto como yo a él, cerré los ojos y suspiré tratando de que el entendimiento me inundara y pudiera por fin comprender que él era la excepción al todo. Él nunca me lastimaría.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Capitulo 28

Hola chicas! Si se qe me demoré mucho en este capitulo, pero fue uno de lo mas largos y dificiles de escribir. Es uno de lo mas importantes, ademas si a eso le sumamos mi falta de tiempo, fue un caos la verdad. Siento haberme atrasado tanto, pero creanme qe valio la pena la espera.
Qiero agradecer a las 4408 personas qe visitaron el blog, de verdad que son increibles y por eso le qiero dedicar el capitulo a todo aqel qe este leyendo esto.
No se cuando volveré a subir, solo pido qe sean pacientes. Saben qe si me atraso es xq tengo mis razones no xq lo qiera hacer. Espero qe lo disfruten. Besos.

Capitulo 28 - Oficial
Cogí el bolso, las llaves y abrí la puerta, luego la cerré y me encaminé hacía el ascensor. Presioné el botón, los minutos que pasaron mientras venía el ascensor se me hicieron eternos, sólo quería verlo a Jackson, poder apreciar el verde esmeralda de sus ojos, su blanca sonrisa y sus tiernas palabras.
Subí al ascensor, bajé en planta baja, saludé al portero, el cual me recibió con una sonrisa y salí a la calle. Pero en el momento en que abrí la puerta de vidrio una bocanada de aire cálido vino hasta mí. Acaso hacía calor en Londres? De los seis meses, sólo recuerdo dos o tres días soleados.
Pero en ese caso no era exactamente calor, sino era ese calor húmedo previo a la lluvia, de echo ya se podía respirar el olor a la misma. Se podía sentir el aire pesado, húmedo, totalmente abrasador. Entonces entendí porqué Gabi llevaba una pollera, siempre tan exagerada.
Comencé a caminar calle arriba para poder llegar a la cafetería, esas dos cuadras se me hicieron eternas como la eternidad misma.
Al entrar a la cafetería me dirigí a la barra, como solía hacerlo, saludé a Charlie el cual me miró con ojos tiernos. Acaso tendría razón Jackson y él estaba enamorado de mí?
Me volteé para contemplar el lugar, el cual estaba abarrotado de gente, entonces lo vi. Allí estaba él con una radiante sonrisa para mi, y con sus ojos irradiantes de ternura. Recién en ese momento pude respirar con tranquilidad. Estaba tan hermoso como siempre pero en este caso tenía un brillo especial en sus ojos pululantes de amor; no pude evitar sonreír al verle.
Estaba muy lindo, es decir él siempre lo estaba pero hoy especialmente tenía algo más, tal vez sería la sensación de que me había pertenecido unos minutos. La sensación de que sus labios habían sido míos.
Me acerqué a él con una inevitable sonrisa en el rostro, conforme me acercaba su sonrisa se ensanchaba cada vez más.
Jack: buenos días –me saludó cuando me senté frente él. Ambos no podíamos evitar sonreírnos, era como querer tapar el sol con un dedo. Imposible.
Mery: buenos días – hice una pausa mientras colocaba el bolso en la silla –cómo amaneciste?
Jack: pues mal porque tu no estabas conmigo – dijo de manera tierna. Inmediatamente me puse roja cuan tomate maduro, me mordí el labio inferior evitando así que un suspiro de amor se escapara de entre ellos – eres adorable cuando te sonrojas.
Mery: basta, haces que me sonroje aún más –dije tímidamente.
Jack: de todas formas eres adorable – notaba como sus ojos brillaban intensamente.
Mery: gracias – de pronto sentí que tomaba mi mano, la cual reposaba cómodamente en la mesa con total parcimonia.
Jack: te das cuenta que aquí es dónde te conocí, acá empezó todo – dijo con nostalgia.
Me conmovía de sobremanera la forma en la que hablaba de lo “nuestro”, pero no era capaz de pensar que esa palabra aún no existía. De echo no éramos nada, o acaso si? Teníamos una relación? Acaso éramos novios? Aquellas cosas se pedían verdad? O al menos mi experiencia empírica así lo delataba.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por Charlie que llegó con su característica libreta en mano para así tomar nuestro pedido. Pero como ya era costumbre en él, me interrumpió haciendo el pedido con total seguridad. Inmediatamente me percaté de la mirada que Charlie le lanzaba a Jackson, eran celos? Tendría razón éste último y mi amigo estaba enamorado de mí? No podía concebir aquello, éramos amigos, sólo eso. Se supone que los amigos no se gustan entre sí, había traicionado mi confianza entonces. Decidí que tendría que dar este tema por sajado, tomar valor y preguntarle directamente. Pero claro estaba que este no era momento ni lugar.
Jack: queremos dos capuchinos con cuatro medialunas, dos porciones de torta de chocolate y jugo de naranja – pidió con una sonrisa. Juraría que había visto como de sus ojos verdes despedían cierto sentimiento no muy ameno hacía Charlie. Me preguntaba cual era la razón por la cual yo nunca entendía nada.
Lo miré algo extrañada por esa actitud, y al parecer él se percató de mi mirada.
Jack: me descubriste – dijo sonriendo, pero aún seguía confusa. Qué es lo que había descubierto? – estoy celoso.
Esa confesión pegó fuerte contra mis oídos haciéndome reaccionar, eso quería decir que yo lo importaba, pero de todas formas debería saber que no había motivos para que estuviese celoso. De echo debería saber ya, que él era mi único amor.
Mery: no tienes porqué, yo te quiero a ti – confesé tímida, haciendo que mis mejillas se encendieran.
Jack: que casualidad, porque yo también te quiero a ti – dijo alzando su brazo por encima de la mesa, de manera que su mano quedó a la altura de mi rostro, haciendo que el mismo se alzara para perderme en el mar de esmeraldas que eran sus ojos.
Mery: sabes? Comienzo a pensar que tenías razón respecto a Charlie – dije haciendo una mueca, no era común que mis amigos se enamoraran de mí.
Jack: acostúmbrate a que siempre tengo razón – dije en tono juguetón con una amplia sonrisa, se podía ver a la legua que ambos éramos completamente felices si nos teníamos uno al otro.
Mery: lo siento, me olvidaba que hablaba con el hombre perfecto – dije también jugando.
Jack: estoy lejos de serlo – se puso serio al ver que Charlie se acercaba hacía nosotros con el pedido. El cual posó en la mesa con sumo cuidado, pero al parecer no se iba de allí. Qué más querría?
Charlie: estás bien Mey? – preguntó preocupado. Debería estar mal acaso? Comenzaba a preguntarme si era yo la que nunca entendía nada, o eran ellos que lo complicaban todo.
Mery: perfectamente, y tu? – pregunté por cortesía, podía notar que la situación le incomodaba a mi acompañante.
Charlie: muy bien.
Mery: me alegro –dije sonriéndole para luego voltearme para mirar a Jackson, sabía que mi actitud le dolería pero tenía que tener claro, en caso de que Jack tuviese razón, que entre él y yo no sucedería anda.
Charlie se fue hacía la barra de lo más enojado y totalmente ofendido, me dolía tratarlo de esa forma.
Jack: creo que lo heriste –dijo haciendo una mueca.
Mery: lo sé – hice la misma mueca y comencé a arrepentirme por mis tratos. Ya más tarde podría hablar con él.
El silencio nos gobernó, tomé mi taza y bebí un sorbo por el simple echo de hacer algo. Al parecer Jackson se sentía de la misma forma, porque siguió mi estilo y me imitó al tomar su café.
Mery: sabes? Hoy a la mañana fue Gabi a mi casa y arreglamos todo – le conté sonriendo luego de terminar mi sorbo.
Jack: me alegro mucho – contestó también sonriendo – no se podían pelear por una tontería.
Mery: eso decía yo.
Jack: ayer Robert llegó a la casa con una enorme sonrisa – dijo contento.
Mery: si, de la misma manera llegó Gabi hoy – comenté sonriendo por la felicidad de nuestros amigos.
Jack: el amor se respira en el aire – concluyó filosóficamente.
Mery: eso creo – dije sonrojándome, sabiendo que no sólo se refería a nuestros amigos sino también a nosotros. Pero aún me abrumaba no saber que éramos realmente. Estaba segura que sólo yo me lo preguntaba, ya que los hombres no son abiertos a los planteos absurdos, según ellos y mucho menos a las formalidades. Aunque en ese aspecto estaba segura de que él no era de ese modo, simplemente no podía serlo con lo caballero que era.
De pronto la lluvia comenzó a golpear el asfalto en la calle, se podía sentir su olor en el aire. Apreciamos con precisión como la gente corría en la calle tratando así de buscar refugio. A veces no entendía a las personas, si mojarse era lo más natural del mundo, además era totalmente relajante. No pude evitar sonreír al pensar que cuando saliese también me mojaría.
Jack: porqué sonríes? – preguntó con curiosidad.
Mery: la lluvia –dije suspirando. La lluvia me traía recuerdos maravillosos.
Jack: y eso que tiene?
Mery: acaso no es maravillosa? –pregunté radiante de felicidad.
Jack: quiero saber más de ti – me dijo bajito mientras tomaba la fría mano que reposaba tranquilamente sobre la mesa – eres la mujer más interesante que conozco, me resultas fascinante.
No pude evitar sonreír, de echo no podía creer que yo le pareciera tan interesante como pretendía. Yo que era tan común y silvestre, sin ningún destaque ni nada por el estilo; pero como decían el amor es ciego.
Mery: qué quieres saber de mi? – pregunté intrigada.
Jack: para empezar – vaciló un momento al pensar la pregunta con precisión – por qué te gusta tanto la lluvia?
Mery: cuando era chiquita pasaba la mayor parte del tiempo en la casa de mis abuelos. La cosa es que cuando llovía yo salía a disfrutar el placer de tener el agua en el rostro, desde allí que me encanta – expliqué con nostalgia.
Jack: los querías mucho? – preguntó curioso.
Mery: por supuesto, prácticamente me criaron mis abuelos maternos ya que mis padres trabajaban todo el día – concluí mientras volvía a sorber la taza.
Así pasó la mañana y parte de la tarde, hablando de nosotros, conociéndonos mejor. Anécdotas, sonrojos, risas y sonrisas de por medio a nuestra charla. Hasta hubo un momento filosófico...
Jack: crees en el amor a primera vista? – preguntó como solía hacer hacía dos horas, con curiosidad.
Mery: empecemos por aclarar que el concepto de amor es muy amplio y a mi manera de ver sólo se ama a pocas personas – hice una pausa recuperando el aire exhalado – por ende el amor a primera no existe, sin embargo sí creo en la atracción física a primera vista.
Jack: confieso que nunca había escuchado tal reflexión. Las mayoría de las mujeres creen ciegamente en el amor a primera vista. Para mí es un eufemismo.
Mery: por lo que veo tenemos más de una cosa en común – concluí sonriendo.
Fue una tarde maravillosa pero cuando nos volteamos hacía el gran ventanal la luz del día comenzaba a escasear. Acaso el tiempo había pasado tan rápido? Supongo que la antigua frase “cuando te divertís, el tiempo pasa más rápido” era absolutamente verdad.
Jack: me parece que se nos fue rápido la tarde – dijo sonriendo, haciendo verbales mis pensamientos.
Mery: si, tal vez debamos irnos – invité sonriendo. Era increíble la forma en que él me hacía sentir, tan exclusiva, tan única. Como si yo fuese para él la única mujer importante del mundo.
Jack: si tal vez – dijo mientras sorbía la último de su ya tercer café, es que había sido una tarde muy amena entre charlas y ambos habíamos repetido nuestros pedidos.
Mery: me gustaría invitarte a mi casa – propuse algo tímida – me gustaría cocinarte algo que en mi país iba de la mano con la lluvia.
Jack: me encantaría, pero antes de salir necesito ir al baño – me dijo mientras se levantaba y se dirigía al lavabo de hombres.
Entre tanto Charlie se dirigía a la mesa en dónde me encontraba, lo hacía con paso decidido y podía notar en su semblante un poco de enojo, o tal vez eran celos? Se sentó frente mí y se limitó a mirarme por unos segundos. Qué pretendía?
Charlie: qué te ocurre? De un día para otro apareces con este hombre? Estás enamorada de él? –preguntó con curiosidad y celos. Me pareció el momento perfecto para largarle toda la verdad y cuestionar sus sentimientos, quería dar este tema por sajado.
Mery: pues sí estoy enamorada de él – le confesé con decisión, a lo que descompuso el rostro con horror – pero qué pretendes tú preguntándome todo esto?
Él no fue capaz de contestar a mi pregunta, podía sentir como sus neuronas hacían fuerzas para hacer sinapsis rápidamente y encontrar una respuesta rápida y convincente, pero claro era que no lo lograrían, porqué de su boca no salió ningún sonido. Por lo que debía darle la derecha a Jackson, mi amigo Charlie estaba enamorado de mí. “El que calla otorga” solía decirme mi padre cuando me mandaba alguna travesura y no quería confesarla.
Mery: sólo quiero que sepas que yo te quiero mucho – le dije, pude ver entonces que su rostro se iluminó. Me dolía lastimarlo pero era mejor en este momento que más adelante cuando sus ilusiones crecieran – pero sólo como amigos Char y me consta que tú sientes algo más. Lo siento pero no podrá ser – concluí haciendo un enorme esfuerzo para no largarme a llorar allí mismo, me era muy difícil ver a la gente querida dolida y no hacer nada, mucho menos si ese dolor era causado por mí.
Él sólo me miraba y podía claramente en sus ojos palpar el dolor que le causaba, lo que por consiguiente me causaba dolor a mí.
Charlie: está bien Mery, lo entiendo – dijo al fin con la cabeza gacha mirando sus propias manos que jugaban distraídamente por debajo de la mesa. Se levantó de la silla, comenzó a dirigirse nuevamente hacía la barra, pero antes de llegar a ella se volteó a mirarme – amigos? – preguntó, asentí con una leve sonrisa, la cual él correspondió y siguió su camino.
A los pocos segundos regresó Jackson a la mesa, pero en vez de sentarse en su lugar vino por mi espalda y me abrazó fuertemente, como si supiera exactamente que era lo que pasaba por mi mente.
Jack: cómo lo tomó? – me susurró al oído haciendo que me estremeciera. Pero me preguntaba cómo era que lo sabía. Lo tomé de la mano y lo cinché haciendo que nos quedásemos enfrentados uno con el otro.
Mery: cómo lo sabías? –pregunté confusa y con la voz entrecortada.
Jack: podía observar que quería acercarse pero no lo hacía por que estaba yo aquí, así que fingí ir al baño para que pudieran hablar. Pero al verlo irse con esa cara supuse que le habrás dicho todo – concluyó serio mientras me miraba a los ojos, haciendo que me perdiera en sus hermosos orbes verdes.
Mery: sí, pues le dije todo – dije agachando la mirada – pero no quiero que esté triste.
Jack: ya se le va a pasar amor, no te preocupes – mi corazón comenzó a bombardear más sangre al resto de mi cuerpo al escuchar que esa pequeña palabra salía de sus hermosos labios. Se sentí tan bien pensar que ese “amor” iba dirigido a mí y sólo a mí – si estas mejor, vayámonos.
Asentí sonriendo, cogí el bolso y me encaminé a la puerta. Pude ver como Charlie charlaba con Jackson mientras éste último pagaba, me inquietaba saber cual era la charla tan entretenida que tenían, aunque a decir verdad él único efusivo con la misma era Charlie, Jackson sólo asentía.
Comenzaba a incomodarme no saber de que hablaban, pero cuando menos lo pensé ya tenía a Jackson a mi lado tomándome de la cintura. Me abrió la puerta del lugar con caballerosidad y ambos salimos a la lloviznaza y neblinosa calle de Londres.
Mery: qué fue lo que hablaron allí dentro? –pregunté curiosa mientras ambos caminábamos hacía mi casa. La lluvia no molestaba de echo parecía más placentera que de costumbre, o tal vez era por la compañía, no lo sabía con exactitud pero se sentía cómodo.
Jack: me pidió que no te lastimara, y que si llegaba a hacerlo él mismo se encargaría de lastimarme a mí – contestó con una linda y radiante sonrisa. Que Charlie me protegiese de ese modo me había conmovido, a pesar de que lo había rechazado él aún se preocupaba por mí – te quiere mucho – concluyó serio y un tanto celoso.
Mery: lo sé – logré decir apenas con un susurro.
Jack: igual no te preocupes, porque él no tendrá motivos para lastimarme nunca – dijo seguro y sonriente. Por lo que había comprendido y seguido del hilo de sus pensamientos, eso significaba que él no me lastimaría.
En ese momento me tomó de la mano, pude sentir como por mi cuerpo recorrían corrientes eléctricas al entrar en contacto con su enorme mano. Se sentía tan bien esa conexión, como si fuésemos uno sólo. Ambos disfrutábamos de la compañía del otro en silencio.
Pero de repente la lluvia cayó con fiereza empapándonos a ambos, nos limitamos a reírnos y en mi caso a jugar cuando niña chica en un parque con la lluvia.
Jack: lamento interrumpirte, sobretodo porque te ves muy sexy mojada y créeme que lo estas – confesó sonriendo con voz sensual, a lo que yo me sonrojé al instante – pero deberíamos irnos a tu casa. Además no quiero que nos enfermemos.
Se veía tan tierno al protegerme pero no tenía intenciones de volver a mi casa todavía, necesitaba disfrutar de la lluvia unos momentos más. Así que me acerqué a él con una sensualidad infinita, la cual no tenía idea de dónde salía y posé mis manos detrás de su cuello.
Mery: qué me decías? –pregunté muy cerca de su rostro.
Jack: qué estabas muy sexy – tartamudeo.
Mery: gracias – dije mientras bajaba mi mirada y comprobaba que realmente estaba empapada. Al subir mis ojos me encontré con los de él, y pude descubrir en ellos una pasión ardiente, a la cual no me pude resistir y lo besé.
Puso una mano en mi cintura y me atrajo hacia él, al principio el beso fue dulce y tierno como solían serlo, pero conforme pasaban las gotas de agua en nuestros rostros el ritmo se intensificó. Al punto que pude sentir como su lengua acariciaba lentamente mi labio inferior como pidiendo permiso para entrar a mi boca. Permiso al cual cedí con gusto. Fue entonces cuando nuestra lenguas comenzaron a bailar un baile agitado, caliente y lleno de pasión.
Sentir el sabor del interior de su boca era mágico, como sabía que lo era para él también el sentir el mío.
Mi corazón golpeaba contra mi garganta con intensidad, mi respiración se tornó agitada, mis piernas parecían que se iban a doblar y a caer al asfalto mojado.
Las sensaciones que sentía era difíciles de explicar, podía sentir mi cuerpo cuan gelatina haciendo que temblara frenéticamente pero no tenía anda que ver con el frío que experimentaba sino más bien con la sensación de felicidad, la cual estaba radicada en mi cuerpo y parecía que no quería irse.
Desgraciadamente el aire nos era esencial a ambos y tuvimos que separarnos, pero tampoco entonces nuestras pieles dejaron de rozarnos porque manteníamos nuestras frentes unidas, limitándonos a mirarlos a los ojos. Disfrutamos de ese simple echo, perdiéndonos uno en los ojos de los otros, por varios minutos.
Jack: te quiero – dijo con la respiración acelerada, al parecer ese beso apasionado nos había dejado a los dos hiperventilando. De repente me dio un beso en la mejilla, me tomó de la mano y nos volvíamos a encaminar hacía mi casa bajo la lluvia.
Mery: yo también – le dije besándolo en la mejilla cuando estábamos enfrente de mi edificio. Logré encontrar las llaves en la profundidad de mi bolso, abrí la puerta, saludé a John el cual me miró desconcertado y nos encaminamos al ascensor.
Cuando llegamos a el piso dónde estaba mi apartamento, salimos del ascensor, cogí nuevamente las llaves, las coloqué en la puerta haciendo que la cerradura girase y ambos entramos en el interior de mi humilde morada.
Conforme más me adentraba a la casa fui prendiendo las luces ya que la misma se encontraba en penumbras. Fui al baño a por una toalla para que nos pudiésemos secar un poco, al salir se la arrojé en la cara al hermoso pero muy, muy sexy hombre que se encontraba en el centro de mi sala.
Jack: oye eso me dolió – contestó poniendo pucheros mientras se secaba la cara y se sacaba la campera así quedaba con menos ropa mojada encima.
Mery: mejor prendo el aire acondicionado – dije mientras buscaba el pequeño control remoto – así entramos en calor.
Mientras yo escurría mi largo y enrulado pelo, él se sacaba los zapatos los cuales estaban totalmente inundados, no pude evitar reírme ante esa situación. Pero no tuve opción y pocos segundos después yo tuve que hacer lo mismo, a lo que era él el que se reía ahora.
Mery: entraste en calor por lo menos? – pregunté cuando ya estábamos más o menos secos. Él sólo asintió, se veía tan lindo allí semi mojado, sin zapatos, apenas con un jeans y una remera blanca escote en V que se pegaba misteriosamente a su pecho. Mi cama pasó a estar repleta de ropa, mi buzo verde, su camisa roja, su campera roja y su sombrero negro. Los zapatos reposaba cómodamente en el baño.
Jack: y ahora que hacemos? – preguntó pícaro –porqué juraría que me prometiste que cocinarías – aventuró divertido.
Mery: ay tienes razón – dije sonriendo acercándome a la cocina tratando de sacar todos los ingredientes. Estaba segura que se deleitaría con esta receta oriental – me preguntó porqué siempre soy tan despistada con las cosas? – logré susurrar al no encontrar la harina, pero al parecer él me escuchó porqué comenzó a reírse – venga deja de reírte y pon algo de música.
Se acercó hacia el equipo de música y colocó la radio, en donde sonaba Paranoid de los Jonas Brothers y comencé a cantar mientras cocinaba. Él se limitaba a mirarme y sonreír de vez en cuando mientras se sentaba en las butacas junto a la barra americana.
Jack: te gustan los Jonas? – preguntó curioso.
Mery: no me disgustan – contesté cascando un huevo.
Jack: yo los conozco, son muy buenos músicos. Si quieres puedo presentártelos, los conocí en un festival que hice con la banda en Los Ángeles, en donde estaban ellos también – concluyó satisfecho de si mismo, como si conocer a los Jonas fuese muy importante, me reí ante ese pensamiento sobretodo porque su música y la de los hermanitos no coordinaba en lo más mínimo.
Derretí la grasa en el sartén y comencé a poner la masa allí esperando que se fritaran. Pero entonces sentí el cuerpo de Jackson a mis espaldas, comenzó a besarme suavemente el cuello, cerré los ojos frente a tal sensación pero los abrí inmediatamente al notar el calor de la hornalla frente a mí.
Mery: acaso quieres que me queme? –pregunté divertida, a lo que él se retiró completamente dejándome terminar de fritar tranquila.
Una vez terminada mi misión en la cocina, la lavé, cogí dos platos y un cuchillo y los llevé a la mesa. Cogí un tarro de la heladera y la bandeja con la comida.
Me senté en la mesa, cogí el cuchillo y lo hundí en el contenido del tarro para luego untarlo en la comida. La cual doble a la mitad y dejé reposando en su plato para hacerme el mío.
Mery: vamos, pruébalo – lo animé al ver la cara de rechazo que traía – no te arrepentirás, confía en mí –le dije segura de que le gustaría.
Alzó su temblorosa mano, me miró indeciso pero de todas formas lo tomó con la mano y se lo llevó a la boca. Mordió y comenzó a masticar suavemente, pero entonces sus papilas gustativas fueron capaces de captar el sabor del plato oriental por excelencia. Me miró sorprendido con los ojos como platos y una gran sonrisa de satisfacción en la cara, a lo que yo le respondí con otra. Con toda la confianza del mundo él agarró otra la unto y se la comió.
Entre los dos nos habíamos liquidado el gran plato, él se frotaba la panza con suavidad haciéndome entender que estaba totalmente repleto.
Jack: cómo se llama eso? –preguntó de lo más extasiado por su descubrimiento.
Mery: se llama torta fritas y son el plato por excelencia de los días lluviosos en Uruguay – respondí sonriente y satisfecha al saber que le habían gustado – y esto que está aquí – proseguí señalando el tarro con el cual untábamos – es dulce de leche. Es algo exclusivamente río platense, aquí no se vende. Este me lo mandaron mis padres desde allí.
Jack: pues está muy rico, tendrás que enseñarme a prepararlas – sonrió satisfecho pero su cara cambió rápidamente – pero lamento haber acabado con tu duce de lece – me dijo tratando de pronuncia la palabra en español, intento en vano porque no consiguió pronunciarla correctamente.
Mery: dulce de leche – repetí sonriendo en mi perfecto español – y no te preocupes por eso, el mes que viene ya me mandarán otro.
Estuvimos platicando unos minutos más, pero podía sentir que a pesar de que su cuerpo estaba aquí su mente vaga lejos, me pregunto que estaría pensando. Pareciese como si estuviera sopesando varias opciones a seguir, además tenía los ojos perdidos en el horizonte. Era claro que algo le pasaba pero no pretendía presionarlo para que me lo dijese, pero entonces volvió a enfocar sus ojos en mí, sintiendo todo el poder que ellos tenían en mí.
Jack: necesito pedirte algo –me dijo de pronto. Comencé a ponerme nerviosa, luego de sus cavilaciones que me viniera con esto me asustaba. Intenté mentalizarme que me diría algo bueno y positivo.
Mery: dime – dije tratando de infundirle valor. Antes de hablar respiró hondo y lo soltó todo.
Jack: sabes que yo te quiero verdad? – me preguntó indeciso, me limité a asentir. No tenía idea a dónde se dirigía su pedido y tampoco lo inutía – ytu? Me quieres? - que clase de pregunta era esa si él lo sabía perfectamente. Iba a replicar pero me interrumpió – sólo contéstame.
Mery: por supuesto que sí.
Jack: entonces, entonces – hizo una pausa en la cual trago saliva notoriamente – quieres ser mi novia?
Mi corazón se paró por segundos, mis pulmones le cerraron el paso al aire y en menos de lo que canta un gallo la situación se revirtió, haciendo que mi corazón bombeara sangre totalmente innecesaria, y mis pulmones dieran paso a aire que no era necesario para mi organismo. El nudo en la garganta era cada vez mayor, y las ganas de desmayarme aumentaban.
Mi mente sólo podía pensar que él me lo estaba proponiendo, que al parecer cómo lo había estado haciendo toda la tarde me leía el pensamiento, haciendo o diciendo exactamente lo que yo pensaba. La conmoción era tan grande que luchaba para no caerme de la silla. Pero sin embargo la felicidad era tan grande que entraba en mi pecho, lo único que pude hacer luego del impacto fue sonreír y conforme pasaba los segundos esa sonrisa aumentaba de tamaño.
Pero me creía incapaz de articular palabra, en esos pocos segundos que hubo entre medio de su propuesta y mi indecisión, me devané los sesos pensando en cómo responder sin hablar, entonces se me vino al cerebro el acto del amor exclusivo por naturaleza. El beso.
Así que me acerqué hacía él, me senté en su regazo y lo besé con ternura, él me correspondió como solía hacerlo y una vez separados preguntó..
Jack: eso es un sí?
Mery: sí – dije eufórica por fin. Estaba feliz y lo amaba como a nadie. Ya era oficial, él y yo éramos novios.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Capitulo 27

Agradezco a las 5 comentarios del capitulo anterior, a las 8 seguidoras, y a las 4036 personas que han entrado al blog a lo largo de este tiempo. De verdad muchas pero muchas gracias.
Sin mucho más para decir, les dejo el capitulo de hoy. Espero qe les guste! Besoos.


Capitulo 27 – Interrogatorio
Me desperté en la mañana cuando el sol daba de lleno en mi cara, comencé a abrir los ojos con pesadez. Pero el simple echo de saber que hoy volvería a ver a Jackson hizo que me despertara en apenas instantes. Me quedé un rato en la cama, pensando en la maravillosa noche que pasamos juntos. Aún no podía creer que mi amor era correspondido, es decir él me quería tanto como para haberme besado; y conociéndolo eso ya era mucho.
Podía sentir como las mariposas revoloteaban en mi estómago, indicando en todos los idiomas posibles que estaba enamorada. Podía oler la primavera a pesar de estar en pleno invierno, sentía que el amor se respiraba en el aire. Cada vez que pensaba en él, sonreía cuan niña tonta. Era el hombre que me robaba los suspiros, lo amaba.
Podía recordar cada fragmento verde de sus ojos, sus negras y largas pestañas, su sonrisa radiante, su colonia importada, todo lo podía ver y oler como si lo tuviese enfrente, cuan fotografía.
Pero entonces sonó el teléfono, poco más que me tiré de la cama para recogerlo con la única esperanza de escuchar su voz. Pero cuando atendí me llevé una sorpresa..
Conver. Telefónica
Mery: hola.
Gabi: hola necesito hablar seriamente contigo –me dijo, diría que por su tono de voz parecía muy enojada. Se venía el interrogatorio, lo veía venir.
Mery: estoy en mi casa, quieres venir? –pregunté dudosa. La verdad no estaba dispuesta a perder a una amiga por semejante tontería, tan enojada estaría?
Gabi: ok, en veinte minutos estoy allí – avisó y me colgó.
Fin de conver. Telefónica.
Comencé a ponerme nerviosa, tan grave sería la situación para que Gabriela usara ese tono de voz tan serio y frío. No quería perderla, era un excelente amiga, de echo de las pocas que tenía aquí. Además no podíamos romper nuestra amistad por cosa semejante a esta.
Todo era demasiado entreverado, muy entreverado diría yo. Así que para poder despejar mis pensamientos, cogí mi ropa interior y fui a tomar un baño caliente, a ver sí de esa forma podía aclarar un poco mis ideas.
Me relajé por completo mientras el agua caliente descendía por mi espalda, sentía que mi cuerpo absorbía ese calor, y lo empaquetaba en energía nueva para usarla luego.
Y en todo momento esos ojos venían a mi mente como rayos centellantes para encandilarme. No podía parar de pensar en Jackson, necesitaba tenerlo conmigo para tener un abrazo suyo. Lo necesitaba como el aire que respiro, ansiaba que pasaran las horas sólo para tenerlo cerca. Pero ya se estaba haciendo hora de que saliera de la ducha, así que cerré el grifo, me envolví en una toalla, me puse la ropa interior y fui hasta el armario. Me puse unos jeans negros, una remera blanca, un buzo finito verde en escote V y las converse verdes.
Cuando me estaba peinando, sonó el timbre, me puse nerviosa al instante. Por un momento me había olvidado que Gabi vendría para aquí. Estaría muy enojada? Sólo esperaba que no, no quería perderla. Así que cogí valor, respiré el aire puro y me encamine indecisa hacía la puerta. Posé mi mano en el picaporte y con cuidado lo giré, abriendo de esa forma la blanca puerta de madera. Allí estaba Gabi, la cual estaba seria, y quizás un poco enojada pero se la veía radiante. Llevaba puesto una pollera roja, converse rojas y un musculosa blanca. Yo estaba loca, o ella llevaba una pollera? Volví a mirarla, y efectivamente llevaba una. Que raro.
Le hice un gesto para que pasara, cerré la puerta y cuando me volteé ya estaba sentada en el sillón, así que la seguí expectante. Nos quedamos unos minutos en silencio, pero como era costumbre ella rompió el silencio.
Gabi: por qué no me contaste? –preguntó con voz monocorde. Iba a contestar pero como solía hacer no me dejó – conoces a Robert Pattinson y no me contaste!! –exclamó. Pero no se la veía afligida, sino feliz, y muy risueña.
Mery: lo siento Gabi, yo –me corté al no saber que decirle. Pero ella se levantó y me tomó de la mano, comenzando así a dar saltitos como loca. Qué parte me había perdido? Ella no tendría que estar enojada conmigo por no haberle contado lo de Robert? No entendía absolutamente nada.
Gabi: tienes que contarme todo –exclamó emocionada cuando ya nos habíamos sentado nuevamente.
Mery: bueno ya sabes como lo conocí, “el chico de los ojos verdes” –le dije entrecomillando la última frase.
Gabi: pero no sabías que era él? –preguntó intrigada.
Mery: sabes que no, no soy de prestar demasiada atención a los actores. A diferencia de otras –recalqué mientras sonreía.
Gabi: cuando fuimos a ver Twilight!! – dijo emocionada, como si acabara de descubrir algo realmente importante. Parecía un niña pequeña.
Mery: exacto, cuando lo vi me sorprendí muchísimo! Recuerdas que hasta tuve que salir de la sala?
Gabi: si perfectamente. Me imagino que cuando le dijiste se pelearon – conjeturó ya un poco más seria.
Mery: si imaginas bien, lo que paso es que luego de llegar del cine lo googlé, y bueno encontré cosas que no concordaban con lo que me había dicho. Me enfurecí, me había mentido – hice una pausa tratando de recordarlo todo – él me gritó que no entendía absolutamente nada, así que tomé mis cosas y me fui del restaurante en donde estábamos.
Gabi me escuchaba atenta, expectante y totalmente curiosa. Siempre había sido tan chusma, pero me alegraba que las cosas entre ella y yo estuvieran como siempre. No estaba segura de que pudiera soportar una pelea con ella.
Mery: lo demás ya lo sabes, bueno estaba deprimida y eso, no paraba de pensar en él. Recuerdas que yo me sentía mal? –ella asintió – pues eran dolores de ovario. Sí lo se, patético. Pero resulta que el jueves me levanté con esos dolores muy fuertes que yo tengo, estaba que no me podía mover. Sonó el celular y era él, notó en mi voz que algo pasaba y vino hacía aquí. Fue hasta la farmacia a comprarme las pastillas..
Gabi: ay me muero que tierno –me interrumpió, pero viendo mi cara agregó – que vergüenza!
Mery: exacto, así que después de tomar la pastilla lo invité a cenar. Y me contó su historia – hice una pausa para recuperar el aliento, mientras que mi interlocutora esperaba con intriga a que yo continuara mi historia – la cosa es que en el pasado una mujer lo engañó para acercarse a Robert.
Gabi: que perra, como le pudo haber echo eso.
Mery: eso mismo pensé yo cuando me lo contó.
Gabi: aunque me imagino que Robert le dijo que no a esa estúpida no? –suspiró al nombrarlo.
Mery: por supuesto, pero a partir de ahí no confía más en las mujeres. Pero dice que al llegar yo le descolocó todo –sonreí feliz al comprender cuál era su significado y lo bien que sonaba.
Gabi: me muero de la ternura, pero yo quiero saber lo otro – me dijo sonriendo, estaba segura de lo que me diría – quiero saber como conociste a Robert.
Mery: lo conocí un día que estábamos tomando un café con Jackson él apareció, me cayó bien. No sé que decirte –dijo bajando los hombros.
Gabi: TODO –gritó feliz.
Mery: ah fui a su casa..
Gabi: cómo que fuiste a su casa? –preguntó con los ojos como platos.
Mery: si, Jackson me invitó a cenar y fuimos. Su casa es muy bonita, pero no me sorprendería que ya la conocieras –le dije jugueteando mientras le guiñaba un ojo. Se puso roja al instante y yo estallé en risas – ahora cuéntame que te pasó a ti.
Gabi: estaba bailando anoche re feliz, y de pronto alguien puso una mano en mi hombro. Me volteé para putearlo pensando que era un hombre baboso, pero no era él y estaba ahí tan lindo mirándome. Así que salté sobre él y lo besé –dijo mientras enrojecía más – nos presentamos y bueno no se fue todo muy raro.
Mery: claro, pero yo quiero saber que pasó después que nos fuimos – dije sonriéndole picaronamente.
Gabi: no pasó nada de lo que tu piensas – aclaró totalmente enrojecida. Estaba disfrutando todo esto.
Mery: vamos cuéntame – le pedí, y ahora era yo la que tenía la curiosidad.
Gabi: pues, nada del otro mundo. Me acompañó hasta mi casa, es muy caballero –agregó mordiéndose el labio inferior – nos besamos de nuevo y quedamos en encontrarnos para desayunar – concluyó por fin y se la notaba muy feliz.
Mery: ay de verdad estoy muy feliz por ti amiga. Te lo mereces – dije mientras me paraba para abrazarla – vas a salir con Robert Pattinson – comenzamos a saltar cuan dos quinceañeras enamoradas.
Gabi: si y estoy llegando tarde a decir verdad –dijo mientras miraba el reloj que reposaba en su muñeca.
Mery: anda ve a conquistarlo – abrí la puerta pero antes de que ella atravesase la misma le dije – me alegra de que no estés enojada conmigo.
Gabi: como lo podría estar, si eres mi amiga – me dio un beso en la mejilla, un fuerte abrazo y se fue.
Cerré la puerta y fui hacía la cocina a por un vaso de agua, pero al mirar el reloj me di cuenta que también llegaba tarde a mi desayuno con Jackson. No tenía cura, es que siempre sería tan despistada?

martes, 1 de septiembre de 2009

Capitulo 26


Chicas!! Volvi!! Perdon por haber demorado tanto, pero lo necesitaba. El capitulo de hoy va dedicado a todas aqellas qe a lo largo de estos dias preguntaron si faltaba mucho para qe subiera!! Qiero agradecer a las 3750 personas qe entraron al blog!!! A un paso de los 4000, no es genial?
Por si no se acuerdan en qe qedamos en el capitulo anterior: Pero en determinado momento apareció Gabi de la mano de Robert? Yo veía bien? Esto era imposible!! O no? De hecho los dos se veía felices, sólo me alegré por ellos, ambos se lo merecían. Aunque pude sentir la mirada confusa de Gabi, sabía que tenía un interrogatorio por delante.
Sin mas demora les dejo el capitulo, qe lo disfruten. Besoos.
Capitulo 26 – Te quiero
Mery: no lo puedo creer si es Robert Pattinson! –dije fingiendo sorpresa, abriendo los ojos como platos para que así fuese más creíble. Pero Gabi me conocía bastante y sabía de antemano que mentía.
Gabi: sabes que eres mala mintiendo verdad? –me preguntó un tanto enojada pero con una sonrisa en su rostro.
Mery: me lo han dicho – dije haciendo un mohín. Esta noche o si tenía suerte por la mañana se me avecinaba un gran y gordo interrogatorio, eso me lo decía su mirada. La conocía tan bien.
Jack: pero igual eres muy linda –me susurró en el oído, haciendo que todas mis terminaciones nerviosas cobraran vida. Es que no sabía que tenía tanto poder en mí?
Mery: Jack ella es mi amiga Gabi. Gabi él es... –y me detuve al no saber que éramos. Es decir nos gustábamos, nos habíamos besado pero llegaríamos a una relación? Me metí en un lío me decía una y otra vez, las palabras no me salían. Amigos? Novios? Amantes? Conocidos? – Gabi él es Jack, aunque creo que eso ya lo sabes –le dije con una sonrisa saliendo del apuro. Me sorprendió la rapidez de mis actos.
Gabi: un gusto Jackson –le dijo estrechándole la mano.
Jack: el gusto es mío – dijo sonriente. Es que no podía ser más perfecto? Era extremadamente caballeroso, educado, hermoso. Se podía pedir algo más de un hombre? No lo creo. Y era todo mío, o al menos eso creía porque no había otra mujer. No?
Él me había demostrado que me quería y yo había echo lo propio por mi parte. Ese beso fue la prueba de nuestro amor, fue un beso extremadamente dulce, tierno pero cargado de amor, deseaba sentir de nuevo sus labios en los míos. El sabor de ellos era tan dulce, tan placenteros y cálidos. Inconscientemente me llevé los dedos a los labios sintiendo aún su sabor en los míos.
En ese momento salí de aquel mundo paralelo en el que me encontraba al sentir una mano en mi cintura que me atraía más hacía su cuerpo. No necesitaba alzar la vista para saber de quién se trataba, pero me obligué a hacerlo sólo por el placer de mirar sus puros, profundos y hermosos ojos verdes.
Jack: bailamos? –me preguntó con cierta sensualidad en la voz. Se veía tan tierno pero sexy a la vez, sólo él podía lograr esa combinación perfecta.
Mery: bueno, digamos que no sé bailar muy bien –terminé contestándole. De echo no tengo idea porqué hice aquello, simplemente salió..
Jack: no digas tonterías, si bailas increíble – me dijo con una sonrisa sexy mientras se revolvía el cabello, y eso en él era una clara señal de nerviosismo. Si no me equivocaba eso quería decir que él sí me había visto bailar, me ruboricé al pensar en eso. Qué vergüenza!! Pero antes de poder pensar cualquier otra cosa él me agarró de la mano y me arrastró hacía la pista. Bailamos varias canciones, debería decir que él bailaba muy bien. Pero qué no hacía bien? Si era perfecto!
Las que más disfrutaba eran las canciones lentas, en donde podía sentir su respiración cerca de mi cuello, su aliento chocando contra mí. Se podía palpar su indecisión, vacilaba entre volver a besarme o no. Quería, es decir moría de ganas por volver a tener sus labios en los míos, pero no sería yo la que diera aquel paso.
Pero la concentración de gente realmente me sofocaba, necesitaba respirar un poco de aire puro...
Mery: Jack podemos irnos? –le pregunté mientras bailábamos pegados uno al otro – necesito aire.
Jack: por supuesto –me dijo separándose al instante, analizó mi rostro y preguntó –te sientes bien?
Mery: perfectamente, solo estoy un poco sofocada –le dije sonriendo.
Jack: esta bien, espera acá que voy por mi abrigo y le aviso a los chicos – me dijo mientras me daba un beso en la mejilla.
En verdad no estaba segura si debía quedarme aquí sola en el medio de la pista, era un blanco fácil de las preguntas de Gabi, así que decidí irme a la barra, aquí seguro Jackson me encontraría. Pero como siempre el barman molestando..
Barman: te dejaron sola preciosa? –me preguntó con sensualidad. Qué se suponía que le diría ahora? En verdad me había dejado sola, pero él ya volvería.
Jack: sabes que no? Yo estoy aquí – le dijo sonriendo con suficiencia al muchacho de detrás de la barra.
Jackson me tomó de la mano y nos encaminamos hacía la puerta para poder salir. En el instante que estuvimos fuera el viento de la fría noche chocó contra mi rostro y recién ahí pude respirar con tranquilidad.
Jack: no te puedo dejar ni un instante sola que ya hay buitres acechando –dijo sonriendo pero había ciertos celos por dejaba de esa perfecta sonrisa. Comenzábamos a caminar hacía el este, en dónde se encontraba mi apartamento pero a decir verdad era un camino largo el que nos esperaba.
Mery: entonces tal vez no deberías dejarme sola –le contesté sonriendo sonrojada. Admitir este tipo de cosas no eran fáciles para mí, pero poder hacerlo ya era todo un desafío superado, y en el fondo me hacía feliz poder sincerarme con él de este modo.
Jack: no planeo hacerlo –me dijo con sinceridad. Me derretí, es que no conocía hombre más tierno que Jackson. Era todo lo que una mujer deseaba, lo que no podía concebir era que hacía con una mujer tan simple como yo. El mundo es loco, pensé.
Jack: ah me olvidaba –dijo poniéndose un poco serio – Gabriela dijo que mañana no había Jackson Rathbone que te salvara del interrogatorio. Lo siento –agregó con pena.
Mery: no te preocupes, ya estoy acostumbrada. Sólo esta enojada porque no le conté que conocía a Robert – hice una pausa mientras doblábamos la esquina – a propósito que hacían ustedes allí? – pregunté con curiosidad, acaso me estaba siguiendo? No, pensé, Jackson no es ese tipo de hombre. La verdad no sé en qué estoy pensando, si lo conozco y sé que es incapaz de semejante cosa. El cansancio me hace delirar, pero aún esperaba una respuesta..
Jack: para serte sincero –vaciló – necesitaba verte –respondió avergonzado. Podía sentir cómo con su dedo pulgar describía círculos en mano, la cual seguía entrelazada con la suya.
Mery: yo estaba en la misma situación, estaba deseando inconscientemente encontrarme contigo – confesé también avergonzada. Nos paramos en seco ambos en la vereda, él levantó nuestras manos y acarició mi rostro, diciendo..
Jack: estas manos –hizo un gesto con la cabeza – nunca se separarán.
Mery: nunca –coincidí mientras volvíamos a caminar.
El resto del camino hablamos de todo tipo de cosas, lo cual ya era común entre nosotros. La variedad de temas era una característica clara de nuestras conversaciones.
Aprendí muchas cosas de él que no sabía, sobretodo cosas como actor. Como por ejemplo que amaría trabajar con Clint Eastwood aún de pizzero y sin diálogo, es parte fue graciosa. Pero pensándolo mejor, a qué actor no le gustaría trabajar para él? Que guardaba el efectivo en sus botas, eso me hizo gracia pero no me pareció raro, conocía a gente que también lo hacía. Su comida favorita era la pizza con pimientos y pepperoni, al menos compartíamos eso, dado que mi comida favorita también era la pizza, y el asado pero hacía tiempo que no comía. Hacía unos meses había intentado hacer en mi departamento, pero obviamente no era lo mismo. Ni por lejos.
Su primer beso había sido a los 13, bastante rápido pensé, o tal vez yo lo di demasiado lento. También tuve que contar mi experiencia, había dado mi primer beso a los 16 años con mi primer novio con el cual estuve un año y medio, pero después...cambié de tema porque no era uno de mi agrado.
Así que pasamos a los comportamientos de las mujeres, y como yo no respondía a lo común, eso fue interesante. Él pensaba que hoy en día las mujeres creían que eran más importante según como se vestían o maquillaban. Pero que para él era mucho más interesante ver como caminaban, actuaban e incluso hablaban, que eso era lo que le había atraído de mí, la forma de hablar y actuar. Originalidad me había dicho. Que odiaba de sobremanera a las mujeres que trataban de seducirlo teniendo novio o incluso esposo, estuve totalmente de acuerdo y sobretodo por aquella experiencia propia..
Jack: me gustan los ojos que sonríen –me había dicho –y los tuyos lo hacen. Sonrió luego de eso y apretó mi mano con seguridad.
Más que nada yo manifesté mi gusto por los ojos soñadores y sinceros, él estuvo de acuerdo con eso. Pero lo que me sorprendió es que le gustasen las pelirrojas, eso no era lo común. Por lo general siempre eran rubias o morochas, pero claro él nunca estaba dentro del estereotipo esperado. Al igual que él, yo pensaba que tenía su cierta originalidad. Suspiré aliviada cuando dijo que las rubias no le disgustaban, y sonreí por eso.
Pero cuando pude reaccionar ya estábamos en la puerta de mi edificio, y había llegado la hora de la despedida.
Jack: sabes? Disfruté más la charla que el estar en el boliche –dijo sonriendo.
Mery: concuerdo, es que la compañía fue muy buena –dije sonriendo totalmente avergonzada. Acaso él siempre haría que mis mejillas se plaguen de ese leve tono rosa?
Jack: fue un placer –me dijo mientras se acercaba hacía mí.
Fue entonces cuando posó sus labios en mí con delicadeza, tal cual lo había echo en el club. Rápidamente me cogió de la cintura y me atrajo hacía él, con el afán de no dejar pasar el aire entre nosotros. Entreabrió sus hermosos labios dejando paso a los míos, fundiéndonos así en el magnífico segundo beso. Tenía mi mano izquierda en su musculado pecho y la derecha en su cuello; por otro lado él tenía la derecha en mi cintura y la izquierda en mi mejilla y cuello. El contacto con su piel quemaba pero extrañamente me daba una sensación de extremo placer. Poder sentir el sabor de sus labios nuevamente fue fantástico, poder sentir que era sólo mío y que no lo compartía con nadie. Que ambos nos sentíamos igual, que ambos nos queríamos aunque ninguno lo había verbalizado.
Jack: te quiero –me dijo como pudiendo escuchar mis pensamientos. Lo había dicho por fin, nos queríamos mutuamente y ese sentimientos era totalmente palpable en el aire.
Mery: yo también Jack, yo también –le dije dándole un corto beso.
Jack: entra no quiero que agarres frío –dijo de forma protectora, era tan tierno!
Mery: me cuidas mucho –le dije mientras buscaba la llaves en mi cartera, podía sentir sus ojos clavados en mi nuca.
Jack: lo mereces –me dijo con cariño. Me mordí el labios inferior ruborizándome. Me volteé para decirle adiós pero él ya estaba estampándome un beso, al cual claro está no me opuse.
Así que entré al edificio flotando cuan avión entre las nubes, de echo allí me encontraba yo, en las nubes. En la plenitud total, Jackson me quería, nos habíamos besado, que más podría pedir?
Sin darme cuenta me puse a dar saltitos tontos en medio del hall del edificio, menos mal que no había nadie allí para que me viese, pero probablemente se reirían.
Llegué al departamento pensando completamente en ese par de ojos verdes que me volvían loca. Me desmaquille, me hice un té y me fui a la cama. Me dormí pensando que sólo faltaban unas horas para volver a ver a estar en su presencia.