martes, 26 de enero de 2010

Capitulo 32

Si volvi! Y apuesto qe más rapido de lo qe ustedes pensaban! Pero les tengo malas noticias, si qieren capitulo mas rapido, tendran capitulos más cortos y no tan extensos como solía hacerlos. Esa es la condición, espero qe no les moleste. Qiero agradecer a las 6831 personas qe han pasado por aqi, es mucha gente no? En fin gracias a ellos, y a las 4 personas qe comentaron el capitulo anterior.
Como verán he cambiado el look de blog, espero qe les guste. El increible banner principal lo hizo Maqii http://www.fotolog.com/twilightfic asi qe gracias negra!! Por eso el capitulo va dedicado para ti. Disfruten.


Capitulo 32 - Desmemoriada
Hacía horas que estaba caminando por las desoladas y nevadas calles londinenses, de echo no tenía idea donde estaba, pero eso no impedía que siguiese caminando. No sabía de donde venía y tampoco a donde iba, pero seguía caminando. En las calles no había nada y yo no podía recordar qué era lo que hacía a estas horas caminando y encima sola. Sentía una necesidad de purgar todo, sentía dolor pero tampoco sabía cual era la causa del mismo. En ciertas ocasiones me encontraba con gente, quienes me preguntaban si estaba bien, lo estaba? Creía que sí, estaba viva y sana pero dolida en lo más profundo del alma. No podía recordar cual era el motivo por el cual sufría, tal vez había discutido con Gabi, seguramente con lo loca que era. Aunque en el fondo sabía que no era esa la causa.
Eran ya las cuatro de la mañana cuando decidí irme a casa, ya había caminado prácticamente todo Londres, ya no había nada para ver de nuevo, de modo que me tomé un taxi y volví a mi casa a pesar de que no tenía ni un poco de ganas.
Al llegar estaba todo el silencio, pero se me hacía raro, no me sentía cómoda en mi propia casa. Qué demonios pasaba? Sentía que algo extraño me sucedía, como si hubiese algo de lo cual no me enteré. Prendí las luces con urgencia, pensando que tal vez la incomodidad se debía a la oscuridad que me rodeaba. Sin embargo esa sensación no se fue, aún con las luces encendidas. Me sentía insegura, de pronto comencé a hiperventilar, qué sucedía? Qué me sucedía?
Me sobresalté al escuchar el teléfono, pero no me sentía con ganas de atender, de modo que me tiré sobre la cama y coloqué mis brazos detrás de mi cabeza, simplemente porque aquello me relajaba. Las luces seguían encendidas pero también lo estaba mi inseguridad.
La contestadora atendió aquel llamado y la persona del otro lado del tubo dejó un mensaje – Agus – dijo esa voz en un claro acento estadounidense, quién diablos conocía mi nombre español que no fuesen Gabi o Juli? – soy Jackson, yo, yo...lo siento. Es el quinto mensaje que te dejo, comienzas a preocuparme, puedes al menos llamar para saber que estas bien. Rob y Kell me están frenando para que no salga a buscarte. Sólo me quiero disculpar, fui un estúpido! Debí haber confiado en ti, oh por Dios Mey lo siento mucho – dijo y podía sentir como su voz tambaleaba a causa del llanto contenido. Pero aunque parezca raro, no sabía quien era este sujeto que tanta confianza tenía conmigo. Jackson? Rob? Kell? Quienes eran estas personas? No recordaba haberlas conocido, serían compañeros de facultad acaso? – necesito saber que estas bien, necesito saberlo – y entonces su hermosa voz cesó porque acabó el tiempo de la máquina.
Me dirigí al baño pensando en el tal Jackson, me quité la ropa y me di una ducha rápida, pero su nombre aún no se iba de mi cabeza. Quién era? Y porqué se me hacía tan conocida esa voz? Y porqué no sentía en mi propia casa esa sensación de familiaridad? Tal vez estaba extrañando mucho mis pagos. Sí, es eso, me convencí mientras salía de la ducha y me ponía el pijama. Ya con el pelo peinado pero aún mojado me dirigí a la cocina y me hice un té. Porqué siento que falta algo en la casa, e incluso en mí misma? Y dónde estuve todo este tiempo? De dónde venía antes de perderme? Mi cabeza era un manojo de dudas, pero no por eso tenían aclaración, de echo ninguna de ellas la tenía. Cuando hube acabado el té, me fui a la cama, aún con esa sensación en el pecho de dolor y falta, y con el extraño de la contestadora. Jackson? Quién sería?
Estuve un rato sobre la cama despierta, meditando acerca de esa voz que se me hacía tan familiar, cuando con la rapidez con la que llueve en primavera el entendimiento vino a mí. Por Dios Jackson Rathbone, mi novio. Pero junto con eso, llenó el enorme dolor que estaba latente en el pecho. Él me había engañado. Me había ocultado la verdad, qué en algunos casos era tan grave como mentir. Pero a pesar de mi dolor, no quería incrementar el suyo con mi repentina desaparición, así que tomé el celular y le mandé un mensaje de texto. “Estoy bien. Lo siento. Te amo Jack” sí, a pesar de que me había ocultado semejante cosa, a pesar de no haber confiado en mí lo amaba, sí porque era el hombre de mi vida y ya no podía hacer nada para remediar aquello. Al cabo de medio minuto llegó un mensaje “Yo lo siento más. Te amo igual o más”. Tal vez si me lo hubiera dicho, podríamos haber echo algo juntos, enfrentar el problema de la distancia, incluso podríamos mudarnos juntos. Pero claro, la opción más rápida nunca es la correcta, y él había optado por ocultármelo. Cuando caí en cuenta de que perdería al amor de mi vida por falta de comunicación me vi sucumbida por un mar de lágrimas, él se iría. Y me dejaría sola. Con ese triste pero verdadero pensamiento me quedé dormida.
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Habían pasado dos días desde aquella reunión en casa de Robert, seguía dolida y lo seguiría por un largo tiempo. Engaños de este tipo no eran fáciles de superar. De todas formas y contra todo pronóstico, me encontraba en el aeropuerto tratando de buscar a Jackson, para decirle que lo amaba. Necesitaba que él lo supiera de mi boca, necesitaba decírselo.
Claramente fue una decisión a la ligera, ayer había llamado a mi casa avisando que su vuelo a Los Ángeles partiría hoy a media mañana, la contestadora hizo todo el trabajo, por supuesto; aún seguía dolida con él. Sin embargo, hoy cuando me levanté por la mañana no pude evitar pensar que tal vez no lo vería más, entonces me armé de valor y aquí estoy. Tratando de encontrar a mi hombre entre una multitud de viajantes.
No me había dado cuenta que el aeropuerto fuese tan grande en mi estadía en él, pero claramente lo era. Llevaba media hora rondando los corredores y ninguna noticia de Jack. Su vuelo partía en una hora, y como cualquier persona normal él tendría que estar aquí hace dos horas; sin embargo se me hacía imposible encontrarlo. Me había resignado, nunca más lo volveré a ver.
Me senté en uno de los innumerables bancos que daban la espalda al enorme ventanal de gruesos vidrios. Llevé mis codos a mis rodillas, mi tronco hacia adelante y por último las manos a mi cara. Estaba dolida y lo odiaba por haberme mentido, mas no por eso dejaba de amarlo como lo hacía. Si nunca más lo vería, si nunca más sabría como era la sensación de tener sus labios en los míos, si nunca más podría sentir su perfume y ver sus desastrosas combinaciones, por lo menos quería que supiera que lo amaba con locura. Estaba sumida en complejos lamentos cuando entre la multitud pude distinguir un inconfundible sombrero, acompañado de una guitarra. Y a pesar de que podría no ser él, me largué a correr para ver si era quien yo deseaba a no. La gente me miraba confusa y extrañada por mi comportamiento, algunos me insultaron cuando los golpee en mi intensa carrera, pero debía llegar a la meta para de esa forma levantar el trofeo. Solo quedaban unos pasos, unos pocos pasos cuando me tropecé con una enorme valija salida de la nada. Comencé a maldecir, ahora sí, estaba decidido por el destino, nunca más lo vería. El dueño de la valija se disculpaba mientras yo ponía mi mejor cara de ingenuidad, y fingía no estar molesta. Aún seguía en el piso pero una mano varonil se ofrecía a ayudarme, de modo que la tome. El asombro no pudo conmigo cuando quedé cara a cara con Jackson.
- sigues siento tan torpe – se mofó con una sonrisa, pero la alegría de la misma no llegó a sus ojos.
- y tu tan lindo – confesé contenta por haberlo encontrado. Lo abracé con fuerza, como si no hubiera un mañana y a pesar de que al principio dudó, luego colocó sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él. Era genial poder sentir su olor tan varonil pero dulce, aunque sea un última vez.
Al separarnos, pude ver con claridad qué él se disculparía, pero eso arruinaría el momento, de modo que puse un dedo en su boca y dije – shh hablas demasiado. Para luego besarlo con ansias. Debería decir que fue un beso apasionado y caliente, pero como era el último ambos optamos por la dulzura, la simpleza y el amor. Nuestros labios se movían acompasados y podía sentir su increíble sabor en mi boca, fue húmedo y eso hizo que lo disfrutara aún más. Nos separamos porque necesitábamos aire, porque sino creo fervientemente que estaríamos toda la vida besándonos.
Obviamente estaba decidido a romper el momento y mi cordura, de modo que volví a poner un dedo en sus labios y dije – te amo Jackson.
- tanto como yo a ti Mey. Nunca lo olvides – dijo apenas susurrando, pude ver en sus ojos que albergaba esperanzas de un nuevo encuentro, pero no estaba segura de que pudiera alimentarlas. A pesar de sus falsas esperanzas, pude ver amor y eso me bastó para volver a besarlo, pero en este caso fue un simple roces de labios, para luego huir como fugitiva por los pasillos abarrotados del aeropuerto. Y entonces comprendí que él no regresaría a mi vida. Estaba sola.

martes, 19 de enero de 2010

Capitulo 31

Sé qe demore y, que como siempre me qieren matar. Perdon, siento qe se cansan de esucharme decir eso, pero en verdad la qe más se jode x demorar soy yo porque soy conciente de que hubo una baja en la lectura de la novela, lo sé pero es mi culpa. Normalmente comentan de ocho a diez personas, pero en la anterior solo lo hicieron tres, a las cuales agradezco. Qiero perdirles qe si leen, al menos comenten porqe para qe solo lo lean tres personas no estoy segura de continuarla. Espero qe les guste el capitulo. GRACIAS!


Capitulo 31 – Mentiras
Esa noche Jack había querido llevar la relación a otro nivel, pero a través de una charla bastante sutil le hice entender que aún no estaba preparada. Fue bastante vergonzoso, al punto que tuve que confesar mi virginidad; pero él con esta comprensión que lo caracteriza dijo – nunca pensé que lo fueras, sobre todo habiendo tenido un novio en Montevideo – hizo una pausa al ver que emanaba vergüenza – pero me alegra que te hayas guardado para alguien especial, sería un honor que ese primero fuese yo. Y tu muy bien sabes que te cuidaría como ninguna porque te amo como a nadie. Esperaré – terminó sonriendo de par en par, a lo que yo no lograba bajar el tono carmín de mis mejillas. Mi virginidad no era algo que me avergonzara, pero sabía que tal vez en estos tiempos se tornaba anticuado y poder encontrar a un hombre como él que me entendiese y apoyara mi decisión era una bendición para mí.
Habían pasado dos semanas desde mi cumpleaños, a decir verdad todo iba perfecto, o tan perfecto como podía estar. La facultad iba encaminada, dentro de poco tendría los exámenes y comenzaría a estudiar, lo que lamentablemente reduciría mi tiempo con Jackson. Mi relación con él era maravillosa, aún no encuentro las palabras necesarias para describirla, es que él me trataba de una forma tan maravillosa y atenta que me hacía sentir muy querida y protegida, sentimiento que desde hacía un par de años no sentía. Esa protección que no te pueden dar tus padres, esa que sólo te puede dar el ser amado con un abrazo, eso era lo que él me hacía sentir y era increíble. Creo que la palabra plenitud iba con el modo que me sentía.
Por lo que me decía Gabi, su relación con Robert marchaba de muy buena forma, y me alegraba por ellos, ambos lo merecían. Según lo que se comentaba pronto tendríamos casamiento pero aún no estaba nada confirmado, ninguno de los dos había dicho algo al respecto. Sin embargo todos estábamos muy expectantes con ese tema en particular, queríamos ver a nuestros amigos felices. Pero al parecer no eran los únicos en una comprometida relación ya que Juli pudo complementarse con Cam, sí aquel chico rubio que me había mirado de forma tan extraña, pero si a ella le gustaba y se sentía bien con él, yo era feliz por ella.
En mi vida gobernaba el amor, y éste se podía ver en todos lados. Nos rodeaba y eso nos sumergía más y más en su magnífica magia.
Había visto en una oportunidad más a los amigos de Jackson, de hecho las chicas y yo habíamos ido de compras, de modo que mi relación con ellas era bastante buena. Esa tarde nos divertimos mucho, sin embargo no compré mucho porque no lo necesitaba y no tenía la filosofía de “comprar por comprar”. Ashley se enojó durante unos minutos porque me negué a comprar y comprar por horas, pero no todo son las compras. Aunque no pude resistirme y me detuve durante varios, por no decir muchos minutos, en una librería. Compré varios libros, algunos clásicos como “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, “Nuestra señora de París” (para las que no sepan es la historia del Jorobado de Notre dam) y “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen. No tenía demasiado tiempo para leerlo pero ya lo tendría. Por suerte podía decir que me había hecho amiga de estas chicas, y para mi suerte durante nuestra estadía en el centro comercial no hubo fotógrafos; no sabía si podría soportar aquello.
Ahora nos encontrábamos en la casa de Robert. Hoy cumplíamos un mes de noviazgo con Jack, y como sabíamos que en la noche teníamos reunión de grupo lo celebramos por la mañana. Me invitó a desayunar a un café muy pintoresco, cálido y reconfortable. Me regaló una rosa rosada; era el único que entendía que las rosas rojas eran muy cliché, a mi me gustaba la originalidad. Y una hermosa pulsera de plata, la cual tenía grabada la fecha en la que nos conocíamos. Estábamos muy felices.
No estaba todo el reparto en casa de Robert, sólo aquellos que no tenían compromisos en sus casas, así que eran los Cullen, Bella, Jake, James y Victoria, a veces solía llamarlos por sus personajes, sabía que les molestaba. Pero tampoco faltaban Gabi y Juli, las cuales ya eran parte del grupo. Disfrutábamos de unas cuantas cervezas y un montón de películas muy buenas, a lo que ellos criticaban diciendo que los actores de las películas no lo hacían de forma convincente a lo que yo siempre les contestaba – a los humanos comunes nos gusta como actúan – y ellos inmediatamente carcajeaban.
- debemos hacer un anuncio – dijo Rob cuando la tercera película cesó. Todos nos inquietamos, pero al ver que Gabi estaba sonrojada me imaginé algo muy grande.
- Dios mío, estás embarazada! – exclamé emocionada y muy contenta pero a la vez alarmada.
- por supuesto que no!! – dijo ella asustada, largué el aire acumulado.
- no quiero ser tía tan temprano – dije bromeando.
- bueno, no está embarazada – prosiguió sonriendo – aún – susurró divertido – pero nos casaremos!!!
Todos gritamos emocionados y corrimos a felicitarlos. Ella estaba echa un mar de lágrimas, se la notaba muy feliz y eso nos hizo feliz a Juli a mi, quien la habíamos visto madurar y encontrar a Rob aquí en Londres.
- por supuesto ustedes serán mis madrinas – exclamó divertida mientras se secaba las lágrimas que tenía en la mejilla. Con Julieta saltamos divertidas y nos dimos un abrazo grupal, pero nos separamos cuando nos dimos cuenta que hacíamos el ridículo totalmente.
- ay por supuesto ustedes serán mis padrinos – dijo sarcástico Rob, refiriéndose a Kellan y Jack. Ellos se abrazaron en una burda imitación de nosotras, pero cuando se separaron Rob exclamó serio – de veras serán los padrinos.
A lo que ambos se miraron sorprendidos y se abrazaron como hombres entre ellos, debo agregar que fue muy linda la cara que hizo Kellan al enterarse. Cómo? Qué acabo de decir exactamente? Esto está mal!!! No lo puedo encontrar atractivo! Es amigo de mi novio, al cual yo amo profundamente! Pero es que luego de aquel día en el club, debo admitir que esa mirada llena de dulzura había estado en mi confundido cerebro en varias oportunidades. Y sabía que no debía estar especialmente allí, pero no podía hacer nada para evitarlo.
Además había tenido un magnífico descubrimiento, al parecer las luces oscuras del club no me dejaron admirar plenamente su color de ojos, estaba equivocaba al decir que eran marrones, y cuán equivocada estaba. Eran tan celestes como el mejor cielo de primavera, como el más cristalino mar del Caribe. Sus ojos hablaban por sí solos, como lo hacen los de Jackson. Estaba mal pensar en el amigo de mi novio, sentía que traicionaba su confianza, me sentía sucia, impura. Me daba asco.
- vamos a festejar entonces – exclamó fascinado Kellan – abramos una botella de champagne! – dijo divertido mientras todos reíamos. Y no sé si verdaderamente lo soñé pero juraría que él me guiñó un ojo. No definitivamente esto del casamiento afectaba mi cerebro, él no haría eso a su amigo, la que estaba mal era yo pensando cosas impropias de él.
- deja, yo voy – dije cuando él se dirigía a la cocina, quería por lo menos despejarme por algunos minutos y para eso necesitaba no verlo.
- como gustes – dijo sonriendo tierno mientras se sentaba nuevamente en el sofá – pongamos otra película – alcancé a escuchar.
Al llegar a la cocina me recosté contra la mesada, me llevé las manos a la cara y largué un largo suspiro. Cogí un vaso del placard, había venido un par de veces de modo que ya sabía en donde se encontraban, abrí la canilla y tomé un poco de agua. Era una basura, me sentía de lo peor; pero en lugar de quedarme lamentándome aquí decidí cumplir con lo que había venido. Copas y champagne, mientras buscaba lo primero en lo alto de la encimera logré escuchar la voz grave de Cam – para cuándo es la boda tórtolos? Dentro de un mes – respondió muy segura Gabi, se la escuchaba radiante.
Pero luego sólo se escucharon murmullos, de los cuales no pude descifrar demasiadas palabras. Supuse que habría empezado la película, así que me limité a seguir colocando las copas en una bandeja. Cuando hube acabado, cogí con mucho cuidado la bandeja con las copas y el champagne en la otra mano; pero cuando iba llegando a la sala escuché mi nombre y decidí parar la oreja.
- cuando le dirás Jack? – preguntó muy preocupado y al parecer serio Rob.
- aún no sé, no quiero herirla – se notaba en su voz que le dolía. Qué era lo que debía enterarme y Jack no me decía? Presté mayor atención todavía.
- debes hacerlo hermano, sino la lastimarás aún más – dijo una voz enojada y aun más preocupada, la cual pude reconocer como Kellan.
- es que no sé como decirle – dijo desanimado Jack. Qué es lo que debía decirme? Sentía que algo andaba mal y por descontado esa sensación no me gustaba para nada.
- sólo dile la verdad – dijo un tanto enojada Nikki. Se comenzaba a formar un mal presentimiento en mi pecho, algo raro y malo estaba pasando. Qué era lo que ocultaban? No me traía buena espina esta conversación, pero decidí seguir escuchando, necesitaba saber que me estaban ocultando.
- es que ya le mentí una vez al ocultarle mi profesión – hizo un pausa, al parecer suspiro y juraría que también resopló – cómo se supone ahora, que le diré que me vuelvo a Los Ángeles en dos días? – preguntó con impotencia.
Mi respiración se agitó, mi corazón comenzó a bombardear sangre con mayor rapidez y rápidamente empecé con la taquicardia. Podía seguir escuchando murmullos en la sala, pero carecían de sentido para mí por el simple echo de que el hombre de mi vida me dejaba. Y cuando esa ficha me cayó por fin, solté la bandeja con las copas, causando un gran estruendo, de repente los murmullos cesaron y todos voltearon a mirarme. Él se iría y me dejaría sola, como lo hizo Martín. Él se iría. Él se iría. Esa frase resonaba en mi cabeza como eco en una vacía cueva. No sabría decir si pasaron segundos, minutos o tal vez horas, no podía quitarme la idea de que él se iría y me dejaría sola, totalmente a la deriva.
Jackson se levantó y vino a por mí y hablaba, podía ver como sus labios se movían y el lejano murmullo que emitía su voz, sin embargo no lo escuchaba. No quería saber lo que tenía para decirme, me había mentido. Otra vez. Era la segunda vez que lo hacía, y no estaba totalmente segura de que lo perdonaría. Pero en este momento nada de eso cobraba importancia, porque él me dejaría. Podía sentir que mi alma se desgarraba y que mi corazón se partía. Sentía un profundo vacío en el pecho que no sentía desde aquella noche, en Montevideo, cuando Martín me engañó; pero en este caso era aún peor, mucho peor. Vacío pero a la vez repleto de dolor, un dolor que me mataba cada segundo. Él me dejaría, no sabía si podría soportar tanto.
Él seguía articulando palabras, las cuales eran sin sentido para mí. El resto de los que allí estaban nos miraban expectantes, atentos y en silencio. Incluso mis amigas me habían ocultado la verdad, todos lo sabían menos la tonta Mery. Al parecer siempre era la última de enterarme de las cosas. Siquiera Kell, Rob o Ash habían tenido la decencia de contarme, con ellos había sentido una conexión especial, pero no, yo siempre debía sufrir y hacer el ridículo.
El vacío se transformó en enojo y quise salir de allí cuanto antes, de forma que empuje con suavidad de Jackson esperando que se corriera, no quería escuchar sus excusas. Estaba segura que se apartaría, y así lo hizo; nunca se resistía a algo que yo quería o pedía. Los muchachos me miraron con incredulidad, yo les dediqué una mirada fría y me fui por mi bolso y mi abrigo. Necesitaba salir de allí. Con toda la confianza que me caracterizaba abrí la puerta de la casa y salí, podía sentir como gritaban mi nombre, y le decían a Jackson que viniera a por mí. Porqué cuando esperas el ascensor con urgencia, siempre demora? De modo que allí estaba, enojada pero sobre todo dolida esperando el ascensor, que era el único escape que tendría. Entonces apareció Jackson y se ubicó a mi lado y volvió a hablarme, seguí sin entender sus inútiles palabras, incluso se arrodilló para que lo perdonara pero no podía, no podía pensar con demasiada claridad.
Cuando llegó el ascensor, subí a él rápidamente pero antes de que sus puertas de acero se cerraran completamente, pude ver la cara de Jackson completamente roja por el llanto y triste, muy triste.
Pero él no sentía ni medio de lo que yo sentía, estaba destrozada por dentro. Sabía que no toleraba la mentira, y viene a hacer justo lo que más me molesta, sabiendo aún que no lo perdonaría dos veces. Me sentía usada, y entonces salí al nevado Londres y perdí en la oscuridad, como un zombi. Un verdadero zombi.